En el ámbito de la formación profesional en España, es crucial entender las diferencias entre la formación bonificada y la formación subvencionada. Ambas tienen el objetivo de mejorar las competencias de los trabajadores y desempleados, pero se gestionan y financian de maneras distintas. Este artículo explorará en profundidad qué son estos dos tipos de formación, sus beneficios, y cómo pueden influir en la empleabilidad y el desarrollo profesional.
Qué es la Formación Bonificada
La formación bonificada, también conocida como formación programada por las empresas, permite a las empresas financiar la capacitación de sus empleados mediante bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social. Gestionada por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE), esta modalidad requiere que las empresas cumplan con ciertos requisitos administrativos y normativos para poder beneficiarse de las bonificaciones.
Por ejemplo, es obligatorio formalizar un contrato de encomienda cuando una empresa contrata a una entidad organizadora para gestionar su formación. Además, es necesario llevar un registro de asistencia para las acciones formativas presenciales y asegurar la participación activa de los alumnos en la formación online. Al finalizar, se emiten diplomas o certificados que acreditan la participación y el aprovechamiento del curso.
Qué es la Formación Subvencionada
La formación subvencionada en España es financiada total o parcialmente por fondos públicos, ya sean nacionales o de la Unión Europea. Su objetivo principal es mejorar las competencias profesionales de trabajadores y desempleados, facilitando su adaptación al mercado laboral y promoviendo sectores estratégicos como la digitalización y la sostenibilidad. Estas formaciones son gestionadas por organismos públicos como el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y las Comunidades Autónomas (CCAA).
Un aspecto clave de la formación subvencionada es su accesibilidad. Los cursos son generalmente gratuitos para los participantes y están dirigidos a una amplia variedad de personas, incluidos trabajadores, autónomos y desempleados. Las normativas que regulan esta formación, como la Ley 30/2015 y el Real Decreto 694/2017, aseguran su correcta gestión y alineación con los objetivos nacionales y europeos.
Diferencias Principales entre Formación Bonificada y Subvencionada
Aspecto Económico
La diferencia más significativa entre la formación bonificada y la formación subvencionada radica en su financiación. La formación subvencionada es financiada íntegramente con fondos públicos, lo que implica que los cursos ofrecidos son completamente gratuitos para los participantes. Por otro lado, en la formación bonificada, la empresa debe asumir una parte del coste de la formación, dependiendo de su tamaño. Este modelo se financia a través de bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social, por lo que no es totalmente gratuita para la empresa.
Gestión de la Formación
La gestión de la formación también difiere notablemente entre ambos modelos. La formación subvencionada es impulsada por entidades públicas o centros de formación que han recibido financiación específica para tal fin. Estas instituciones gestionan los cursos y seleccionan los programas y los alumnos de acuerdo con las políticas públicas.
En contraste, en la formación bonificada, es la empresa la que toma la iniciativa de organizar la formación. Puede gestionarla internamente o contratar a entidades acreditadas externas para su organización e impartición. La empresa es responsable de cumplir con los requisitos administrativos necesarios para aplicar las bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social.
Acceso a la Formación
El acceso a la formación es otro punto de diferencia clave. La formación subvencionada está abierta a una amplia cantidad de personas, incluyendo trabajadores, autónomos y desempleados. Los criterios de acceso son determinados por las instituciones públicas que financian los programas.
Por otro lado, la formación bonificada está dirigida exclusivamente a trabajadores en activo dentro de las empresas privadas, excluyendo a desempleados, autónomos y empleados del sector público. Esto limita el acceso a la formación bonificada a un grupo más restringido de personas.
Relación con la Empresa
En la formación subvencionada, no es necesario que la empresa o la Representación Legal de los Trabajadores (RLT) esté informada o involucrada en la participación de sus empleados. Los cursos pueden realizarse de manera independiente y no están vinculados directamente con las empresas.
En cambio, en la formación bonificada, la empresa está necesariamente involucrada, ya que muchas veces organiza y financia parcialmente la formación. La empresa debe estar al tanto de los empleados que participan y es responsable de bonificar los costes de formación en sus seguros sociales al finalizar el curso.
Beneficios de la Formación Bonificada
La formación bonificada ofrece numerosos beneficios tanto para las empresas como para los empleados. Para las empresas, representa una oportunidad de mejorar las competencias de sus trabajadores sin incurrir en altos costos adicionales, gracias a las bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social. Esto puede resultar en una fuerza laboral más capacitada y eficiente, lo que a su vez puede mejorar la productividad y la competitividad de la empresa.
Para los empleados, la formación bonificada permite acceder a cursos que pueden mejorar su desempeño en el trabajo y aumentar sus oportunidades de desarrollo profesional. Además, dado que estas formaciones suelen ser específicas para las necesidades de la empresa, los trabajadores pueden obtener habilidades directamente aplicables a sus funciones laborales actuales.
Beneficios de la Formación Subvencionada
La formación subvencionada tiene como principal ventaja su accesibilidad. Al estar financiada con fondos públicos, los cursos son gratuitos para los participantes, lo que elimina barreras económicas para acceder a la formación. Esto es especialmente beneficioso para desempleados y trabajadores de sectores con bajos ingresos.
Además, la formación subvencionada se alinea con los objetivos estratégicos nacionales y europeos, promoviendo competencias en áreas prioritarias como la digitalización, la sostenibilidad y la transformación verde. Este enfoque no solo mejora la empleabilidad de los participantes, sino que también contribuye a la evolución hacia una economía más moderna y sostenible.
Cómo Elegir entre Formación Bonificada y Subvencionada
La elección entre formación bonificada y subvencionada depende de varios factores, incluyendo las necesidades específicas de formación, la situación laboral de los participantes y los objetivos de la empresa o del individuo.
Para las empresas que buscan mejorar las competencias de sus empleados actuales, la formación bonificada puede ser la opción más adecuada, ya que permite personalizar los cursos según las necesidades específicas de la empresa. Sin embargo, para individuos, especialmente desempleados o trabajadores autónomos, la formación subvencionada puede ofrecer una gama más amplia de oportunidades formativas sin costos adicionales.
Impacto en la Empleabilidad y el Desarrollo Profesional
Tanto la formación bonificada como la subvencionada tienen un impacto significativo en la empleabilidad y el desarrollo profesional de los participantes. La formación subvencionada facilita la adquisición de nuevas competencias y la adaptación a las demandas del mercado laboral, lo que puede mejorar las oportunidades de empleo y la estabilidad laboral.
Por su parte, la formación bonificada, al estar más enfocada en las necesidades específicas de la empresa, puede contribuir a un desarrollo profesional más dirigido y a la mejora del rendimiento en el puesto de trabajo actual. En ambos casos, la formación continua es clave para mantenerse competitivo en un mercado laboral en constante evolución.
Normativas y Regulaciones Clave
La correcta implementación y gestión de ambos tipos de formación están respaldadas por un marco normativo sólido. En el caso de la formación bonificada, las normativas principales incluyen la Ley 30/2015 y el Real Decreto 694/2017, que establecen los requisitos y procedimientos para la aplicación de bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social.
Para la formación subvencionada, las normativas como la Ley 30/2015, el Real Decreto 694/2017, y la Ley 38/2003, que regula las subvenciones públicas, son fundamentales. Estas leyes aseguran que los fondos públicos se utilicen de manera eficiente y que las formaciones ofrecidas cumplan con los objetivos estratégicos de mejora de competencias y empleabilidad.
Conclusión
Entender las diferencias entre formación bonificada y subvencionada es crucial para aprovechar al máximo las oportunidades formativas disponibles. Ambas modalidades tienen sus propias ventajas y están diseñadas para cumplir con objetivos específicos en la mejora de competencias y la adaptación al mercado laboral. La elección entre una y otra dependerá de las necesidades individuales y empresariales, así como de las oportunidades y recursos disponibles.
Al aprovechar estos programas de formación, tanto empresas como trabajadores pueden mejorar sus habilidades y competencias, aumentando así su competitividad y adaptabilidad en un mercado laboral dinámico y en constante cambio.