La primera definición de inteligencia artificial hablaba del campo de la informática que busca la creación de máquinas que puedan imitar comportamientos inteligentes. Aunque otro enfoque posterior señala que es la teoría y el desarrollo de sistemas informáticos que permiten realizar tareas que requieren de inteligencia humana, como el reconocimiento de voz, la percepción visual, la toma de decisiones eficientes, la traducción de otros idiomas o el aprendizaje continuo.
El 74% de los gerentes de empresas consideran que la falta de habilidades de sus colaboradores amenaza su crecimiento. Al mismo tiempo el 42% de las organizaciones no identifica el impacto de la formación de sus trabajadores. Las empresas siguen teniendo problemas para lograr formar a sus empleados y obtener resultados tangibles de dicho aprendizaje. Pero todo esto puede cambiar aplicando la inteligencia artificial en las empresas.
Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito de la formación permite un utilizar un asistente virtual, dinamizar los contenidos, aprovechar las competencias personales, usar un tutor inteligente que guía en todo momento para seleccionar de forma eficiente la mejor opción, etc. Y todo lo realiza analizando los datos que están alojados en el campus o plataforma empresarial.
La Inteligencia Artificial permite que el tutor virtual sea proactivo, proponga aprendizaje personalizado, consolida el aprendizaje, reforzar lo aprendido, etc. También se genera trazabilidad de los cursos realizados, identifica qué formaciones ofrecen más impacto, y adapta el aprendizaje para generar mejores resultados.
Para ello utilizará todos los datos e indicadores clave de mejora. Es decir, el asistente virtual con el paso del tiempo aumenta su eficiencia, ya que sigue alimentándose de los datos anteriores y aprende día a día. Por ello, los resultados y previsiones cada vez son más acertadas y precisas.
La inteligencia artificial (IA) tiene la capacidad de hacer frente a algunos de los mayores desafíos que tiene la Formación Continua o de los trabajadores. Permite desarrollar prácticas de enseñanza y aprendizaje innovadoras, pero estos avances tecnológicos rápidos implican inevitablemente numerosos riesgos y retos para las empresas.
En los últimos años ha habido una tendencia creciente en la formación continua a incorporar tecnologías con el fin de mejorar la experiencia educativa en general. Los sistemas de gestión del aprendizaje, la gamificación, el aprendizaje asistido por vídeo, la realidad virtual y aumentada, son algunos ejemplos de cómo la tecnología ha mejorado el compromiso de los alumnos.
Pero también la IA, como por ejemplo el ChatGPT. ChatGPT es un programa informático diseñado para entender y responder al lenguaje humano de forma natural y similar a las personas. Se ha entrenado con un gran conjunto de datos de texto de cursos anteriores o internet y puede utilizarse para responder preguntas, traducir idiomas o textos creativos. Por ejemplo, en la formación puede crear un sistema de tutoría inteligente para entender y responder a las consultas de los alumnos.
La IA puede automatizar tareas administrativas, como calificar tareas, evaluar al alumno y proporcionar comentarios. Ejemplos como Duolingo, Aleks, Coursera, QuestionPro, ya utilizan estos sistemas. Permite utilizar algoritmos de aprendizaje personalizados, realidad virtual y aumentada, y herramientas y tecnologías que ayudan a mejorar la experiencia de aprendizaje de los alumnos.
También se puede analizar los datos de rendimiento y preferencias de los alumnos para crear píldoras personalizada, automatizar tareas administrativas como la calificación, liberando tiempo para que los docentes. Así los docentes se centren en otros aspectos importantes de la enseñanza.
Por otro lado, el uso de pruebas y juegos personalizados que ayuden a comprometerse con el material de una manera divertida e interactiva. El procesamiento del lenguaje natural, como el resumen de textos, el análisis de sentimientos y la traducción lingüística para analizar datos no estructurados.
Y también la simplificación de la gestión, ya que las tareas administrativas se podrían realizar de un modo más rápido, mejor y a un menor costo. Así como la delegación de la coordinación administrativa, apoyar decisiones complejas con análisis predictivos, ayudar a diseñar mejores programas formativos, atender preguntas administrativas, el seguimiento y la sugerencia de horarios.
En definitiva, una aplicación adecuada y estratégica de la Inteligencia Artificial (IA) permite mejores resultados para los alumnos, profesores, tutores, técnicos de formación, y también la imagen corporativa de la entidad organizadora o centro de estudios.