Según Fundae, en la iniciativa de formación bonificada participan cada año unas 340.000 empresas, y se forman a más de 4,6 millones de participantes en acciones formativas. El presupuesto se financia mediante las bonificaciones en las cuotas sociales y alcanza unos 661 millones de euros anuales. La tasa de cobertura de las empresas en esta iniciativa es del 20% en el tejido productivo, entendiendo por tasa de cobertura el porcentaje de empresas que realizan formación para sus trabajadores en relación con el total de empresas inscritas en la Tesorería General de la Seguridad Social.
Todas las empresas con empleados asalariados disponen de un crédito anual para formar a sus empleados. Este crédito se calcula aplicando a la cuantía ingresada por la empresa por este concepto el año anterior, los porcentajes que, en función del tamaño de su plantilla, fija cada año la Ley de Presupuestos Generales del Estado. El crédito se hace efectivo a través de bonificaciones en sus cotizaciones sociales. Esta iniciativa apoya de manera particular a las pymes, ya que el porcentaje para calcular el crédito para la formación es mayor cuanto menor es el tamaño de las empresas, y todas las entidades tienen un crédito mínimo de 420 € anuales. Por otro lado, las pymes de menos de 50 trabajadores también pueden acumular su crédito durante 3 años siempre que lo comuniquen a Fundae antes del 30 de junio de cada año.
En cuanto a las CCAA, Madrid, Cataluña y Navarra son las comunidades que presentan un perfil más dinámico en relación a la actividad formativa y superan ampliamente la tasa media de cobertura nacional. Ceuta, Melilla, y Extremadura son las comunidades o ciudades autónomas que obtienen el menor peso de participantes respecto a su volumen de ocupación. Por sectores de actividad, el mayor volumen de empresas formadas se concentra en el ámbito de las actividades de sanidad y servicios sociales, educación, intermediación financiera, actividades inmobiliarias, transporte, comunicaciones y actividades socioculturales, sector Comercio, etc. La agricultura es el sector con menos presencia en la formación bonificada.
Por otro lado, según informa el Ministerio de Trabajo en el último año un millón de trabajadores afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) recibieron formación, lo que supone, por tanto, que uno de cada cuatro ocupados en esta situación aprovechó este periodo sin empleo para formarse en alguna materia o habilidad con el objetivo de ampliar su empleabilidad y aumentar sus posibilidades de reincorporarse a la actividad. El principal promotor de los cursos no fue el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), sino las empresas privadas. Así, un 85% de los beneficiarios accedió a los cursos organizados por sus propias empresas, mientras que el 15% restante, se formaron a través de los cursos programados por el SEPE.
La formación continua es el instrumento con el que las empresas buscan mejorar las aptitudes y capacidades de sus empleados, por lo tanto, es un factor que puede incrementar la competitividad de todos los sectores económicos. Sin embargo, muchas de las entidades, especialmente las micropymes, desconocen cómo pueden aprovechar este sistema de formación bonificada, cuya financiación se obtienen de las cuotas que todas las sociedades pagan a la Seguridad Social.